Digitalización, emprendimiento, salto digital, tecnologías de información, sociedad del conocimiento, nuevos paradigmas socioeconómicos…
Todas estas palabras y muchas más se repiten en los últimos tiempos como un mantra. Parece que si las recitamos y las incorporamos a la literatura de nuestros proyectos, por el mero hecho de nombrarlas, crearán un «camino de baldosas amarillas» que nos llevará inexorablemente a un nivel superior y al éxito.
Entonces, la pregunta sería, ¿por qué hay gente que no lo tiene?. O mejor, ¿qué define a los que lo tienen?.
Es evidente que el éxito es una función de múltiples variables, algunas controlables y otras, como un golpe de suerte, no tanto. En la empresa, como en la vida, se trata de minimizar las incertidumbres para llevar a buen puerto nuestros planes.
Y volviendo al principio, estamos en un momento donde parece que la gran incertidumbre de los cambios sociales continuos, la famosa «Sociedad líquida» de Bauman, se pueden conjurar invocando el conjunto de palabras que decíamos al principio… ¡Escribamos una y otra vez todo ese conjunto de términos que nos van a llevar directas al conocimiento cual escalera moderna del entendimiento luliano!. Tarde o temprano, nos despertaremos de ese sueño tautológico y no obtendremos los resultados que esperábamos.
Quizás, a todas esas palabras que definen correctamente la realidad en la que estamos inmersos, faltan por añadir estas otras que parecen más antiguas:
Trabajo, riesgo, aprendizaje, compromiso, inversión, acción, planificación…
Lo nuevo siempre está construido sobre lo anterior. Y sin lo anterior, todo quedará en una bonita ficción que no saldrá más allá del mundo de las ideas.
Remanguémonos y pongámonos manos a la obra. Ese es nuestro «camino de baldosas amarillas».
© Dick Pequod | Analista de datos en Fluture Data